La relación entre el usuario y su entorno se ha vuelto cada vez más interactiva. Dicho de otro modo: con el paso del tiempo, ya no queremos ser meros espectadores de la realidad, sino que queremos generar un diálogo con nuestro alrededor, hacer preguntas, tener un vínculo dinámico con aquello que se nos muestra y poder de decisión sobre cómo interactuamos con lo que nos rodea.
Esto es una tendencia ya consolidada en el sector del marketing digital; por ejemplo, si te fijas, la relación de las marcas con los usuarios se ha vuelto cada vez menos intrusiva y más dinámica, se han potenciado estrategias cada vez más personalizadas y orientadas a los gustos del consumidor. En publicidad, las marcas han aprendido a interesarse por el usuario con el objetivo de que el usuario se interese por la marca.
Pero ¿qué sucede en otros entornos?¿Por qué, a día de hoy, siguen sin haber finalizado su proceso de digitalización o ni tan siquiera lo han empezado? Este es el caso de muchos de los actores del patrimonio cultural: museos, yacimientos arqueológicos, espacios de interpretación… No son pocos los centros que llevan años buscando formas de conectar con el público a través del marketing turístico, para encontrar un equilibrio claro entre el conocimiento científico y su divulgación hacia un público no especializado.
¿Qué podría aportar aplicar la gamificación al marketing turístico?
Hay una lista de beneficios, contrastados por múltiple estudios e informes, que van directamente asociados a la aplicación de soluciones en gamificación:
Aumento de la fidelización de visitantes.
Mejora de la imagen de marca del espacio.
Potencia la motivación de usuarixs (las soluciones de gamificación pueden incluir recompensas).
Es un valor añadido y de diferenciación del actor frente a otros.
Experiencia de usuarix más satisfactoria.
Estas estrategias basadas en la aplicación de la gamificación requieren de intervención de equipos especializados y expertos en estas acciones.